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La pizza: el curioso origen del alimento más consumido en el mundo.

La Pizza es el alimento más demandado en el mundo. Es el plato omnipresente en el menú de bares, restaurantes o simples puestos callejeros, sean especializados en comida italiana o no.

La pizza es de los alimentos más consumidos en el planeta y la prueba está en nuestro día a día. Aun así según un informe de Money Beach UK, las tendencias de búsqueda de comida para llevar en más de 100 países descubrieron un claro ganador: la pizza. Un total de 44 países tenían «pizza para llevar» o «pizza a domicilio» como la frase más buscada en Google”, y esto es un signo inequívoco de la representatividad que ejerce este preparado que tiene base en el pan.

Historia

Podemos decir que la historia de la pizza empieza con la elaboración del pan, uno de los alimentos más antiguos de la historia. Esto nos remonta al año 8000 a.C, cuando nuestros antepasados molían los cereales para conseguir harina, mezclarla con agua y cocerla en piedras calientes. Tras este descubrimiento, no tardaron mucho en cubrir estos panes con todo tipo de ingredientes. Y aunque esto poco tenía que ver con las pizzas que conocemos hoy en día, la pizza no habría sido posible sin este inicio. 

En la cultura mediterránea, el Antiguo Egipto y la Antigua Grecia era popular este pan plano, que se aplastaba contra la pared de los hornos, dando esta forma. Ya en aquella época, este pan plano se combinaba con otros ingredientes como las aceitunas, el queso o las pasas. 

Algunos de los panes planos típicos de Italia son schiacciata, piadina, farinata y panelle, todos estos panes anteceden a la pizza, aunque según se cree, sería la Focaccia el gran origen que dio lugar a la pizza tal y como la conocemos. 

Un dato de lo más curioso es que en la ciudad de Pompeya, ciudad de la Antigua Roma, ya se cortaba el pan tal y como cortamos hoy en día la pizza. De hecho, en las ruinas de Pompeya, cubiertas por la lava del volcán del Vesubio, se encontró un pan redondo cortado en ocho porciones triangulares. 

El origen de la pizza que conocemos hoy

La pizza que ha llegado a nosotros es la combinación de pan plano horneado, con queso y tomate. Y aunque la elaboración de queso es incluso más antigua que la del pan, el tomate no llegó a Europa hasta el siglo XVI. Por eso se cree que antes de que llegase el tomate a la zona mediterránea, la pizza se consumía sin este ingrediente, es decir, la focaccía, que se mantuvo sin grandes modificaciones durante siglos. 

No fue hasta finales del siglo XVII cuando el tomate empezó a formar parte de la dieta mediterránea. Primero empezaron los vendedores de espaguetis añadiéndolo a sus platos, luego los ‘piazzolis’ siguiendo su ejemplo por una mera cuestión de competencia y rivalidad. La idea era contrarrestar la novedad de sus competidores. 

La expansión de la pizza 

En el origen de la pizza, este producto se limitaba a las clases más humildes de la sociedad. Fue con la llegada de la reina María Carolina d’Asburgo Lorena (1752-1814) cuando la pizza empezó empezó a ser más popular en las clases aristocráticas.

Ya que esta reina hizo construir un horno especial en su palacio de verano para poder servir pizza a sus invitados. Esto hizo que la burguesía italiana empezase a consumir este alimento, lo que propició que se fuesen creando variaciones en las distintas regiones. 

En 1830 abrió la primera pizzería del mundo, Pizzeria Port’Alba, en Nápoles. La expansión fuera de Italia se produjo a finales del siglo XIX con la migración de los napolitanos. Aunque fue su llegada a Estados Unidos lo que propició su gran internacionalización.