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San Lázaro, Babalú Ayé

San Lázaro, el personaje bíblico vivió en Betania, un pueblo a las afueras de Jerusalén. En su casa se alojó Jesús al menos en tres ocasiones. Es muy famoso principalmente porque según el Evangelio de Juan (11:41-44) fue revivido por Jesús. A partir de esta historia su nombre es utilizado frecuentemente como sinónimo de resurrección. Fue martirizado un 17 de diciembre.

En Cuba , todos los 17 de diciembre, gran cantidad de personas en Cuba celebran la fiesta en honor de San Lázaro, también asociado al orisha Babalú Ayé. Asimismo, son muchas las manifestaciones de fe y devoción que muestran los isleños alrededor del mundo, pues se le conoce como un santo verdaderamente milagroso.

Cuenta la leyenda que a Babalú Ayé por ser un hombre muy mujeriego, Orula le aconsejó controlarse en ese sentido porque podía contraer graves enfermedades, a lo que no hizo caso. Un día se encontró con una mujer irresistible, fue a divertirse y al despertar al otro día su cuerpo estaba cubierto de llagas malignas.
Los mayores del pueblo, al ver su estado, le cosieron la lengua con doce diloggún (sistema adivinatorio de la Regla de Osha que utiliza el caracol cauri en mano de 18 o 21 piezas, según el orisha que se trate) y lo expulsaron del lugar.

Su hermano Shangó lo llevó ante Orula, quién después de regañarlo por su desobediencia le aconsejó a Shangó que buscara a Osain para que le preparara un remedio con hierbas que sería la cura de la enfermedad, Babalú Ayé debía limpiarse con ellas, enterrar el ebbó (trabajo de limpieza y depuración) e ir a un pueblo donde lo proclamarían rey. Ogún le regaló dos perros para que lo acompañaran en el viaje.

Cumpliendo al pie de la letra lo orientado por Orula, Babalú Ayé fue a buscar el lugar que le había descrito este. Al enterrar el ebbó comenzó a llover torrencialmente y las llagas que lo aquejaban desaparecieron. Para su sorpresa, al entrar en el pueblo se percató que todos allí padecían una grave enfermedad, los pobladores que al verlo fueron a su encuentro venerándolo, porque según ellos, la cura de sus males vendría con el hombre que llegó bajo la lluvia. Babalú Ayé, que conocía algunos de los secretos de Osain para curar comenzó a atender a los enfermos y fue proclamado rey del lugar.

Culto en Cuba

Después de la Virgen de la Caridad, San Lázaro es el santo más venerado en Cuba, casi siempre ligado a la santería.

Los devotos de San Lázaro le ofrecen grandes sacrificios, entre los cuales no está exenta la flagelación corporal. Cada día 17 de diciembre muchos de sus seguidores visten con tela de saco.

El centro del culto tiene lugar en el Santuario Nacional de San Lázaro ubicado en el poblado de Rincón, actual municipio Boyeros en la provincia La Habana. La efigie se coloca en las afueras de la iglesia, porque la institución no reconoce al San Lázaro que veneran los devotos. Delante, una sábana blanca sirve de alcancía donde se arroja el dinero. Muy cerca, una fuente emana un constante chorro de agua, supuestamente bendecida por la deidad y es llevada por los creyentes como un tesoro inapreciable.

A las 12 de la noche del 16 de diciembre, la muchedumbre hace silencio ante el advenimiento del Día de San Lázaro. A esa hora se produce la misa más importante de la jornada y el resto del tiempo, los párrocos se mantienen atendiendo a los penitentes, tratando de aliviar su dolor corporal y espiritual.

Cada año la peregrinación supera los 15 000 creyentes, lo que ocasiona el cierre oficial al tráfico automotor de las carreteras de acceso a el Rincón; las rutas de ómnibus locales requieren de refuerzos especiales para evacuar a los pasajeros y ocurren embotellamientos en las amplias avenidas que conducen a la zona.

Es común que los penitentes mantengan en secreto el milagro, como parte de la mística que rodea sus acciones. Son múltiples los casos de familias que durante el año ahorran para hacerle ofrendas a San Lázaro, mientras otros van allí a rezar y meditar sus penas frente a la estatua del santo.